SUDAMERICA
Hoy ha amanecido en San Pedro de Atacama cubierto y con mucho frío. Mal augurio si lo que pretendemos es pasar a Bolivia por el paso de Cajones, a casi 5000 metros. Enfilamos la carretera con su fuerte pendiente hacia el paso, repletos de combustible y agua, pues hasta Uyuni no podremos repostar. Al llegar a la cota de los 4200, empieza a nevar de una manera copiosa, y en el paso fronterizo nos damos cuenta que casi todos los todoterrenos de los tour operadores deciden cancelar el viaje al salar de Uyuni a través de las lagunas Bolivianas. Aparte, la frontera de Chile se pasa en San Pedro y no en el paso, con lo cual deberiamos volver a San Pedro si queriamos salir legalmente de Chile.
Así, como si fuese una premonición que nos decía que no debíamos adentrarnos en plenos Andes en estas circunstancias, nos volvimos por donde habíamos venido para intentar el paso por otro puesto fronterizo más al norte y más accesible. El paso Ollagüe-Avaroa. Tardamos todo el día en llegar pues lo que en el paso de Cajones era nieve, aquí fue lluvia y las pistas estaban impracticables por el barro. Aquí es donde el Unimog demostró de que calidad está hecho. Se portó como un jabato.
Hicimos noche en el paso fronterizo para a la mañana siguiente adentrarnos en Bolivia. El pueblo de Ollagüe, en el lado chileno, es como un pueblo abandonado del viejo oeste. Vive solo del ferrocarril que transporta sal de Bolivia a Chile. El lado Boliviano ya es otro mundo. No había luz hasta las nueve de la mañana, las oficinas eran lo más parecidas a las de Mauritania,...pero la gente fue de lo más amable y coordial, que eso es de lo que se trata. Tardamos dos horas y media en realizar los tramites y eso que éramos los únicos presentes. Los únicos que pasan por aquí son pesados camiones que tienen la pista hasta Ulluni machacada.
Los paisajes, siempre en torno a los 4000mts, merecieron la pena el esfuerzo. Una gran estepa, yerma de cualquier bicho viviente donde lo único que está presente es el viento. Cielos limpios, kilometros de visibilidad y mucha soledad.
El camino hasta el salar de Uyuni, se hizo largo, pues nuestra marcha de viaje debido al estado de la pista era muy lenta, pero al llegar casi al salar un error en nuestra cartografía nos mete en una auténtica trampa. El rumbo que aparecía en los mapas era norte, mientras que el verdadero era noreste. Siguiendo unas huellas de unos todoterreno vamos poco a poco pisando blando hasta que el Uni cargado hasta arriba, mas de 5000 kilos, se hunde en pleno salar.
Intentamos Yaiza y yo sacarlo, desinflando los neumaticos, poniendo las planchas, usando los bloqueos, pero al final, lo único que conseguimos es hundirlo más. Se echa la gélida noche y decido ir a la aldea más cercana a pedir ayuda. Despues de una hora de andar por el salar, llego a la aldea y cuando digo que es un Unimog, la gente me cierra la puerta. Nadie del pueblo quiso echar una mano, solo al cabo de las tres horas, hablo con tres guías que venían con sus Toyotas y consigo que por lo menos se acerquen a ver el vehículo. Al verlo, lo único que me sugieren, es que mañana por la mañana vaya a otra aldea a buscar a un profesional del desatasco, un tal Anastasio.
Pasamos la noche en el camión, durmiendo bastante inclinados, y las seis de la mañana me dirijo a la otra aldea. Despues de dos horas, llego a casa de Anastasio. Tampoco!!! No está. Ahora vive en no se quel ciudad. Cuando me dirijo desolado otra vez al camión, ya eran las 10 de la mañana, me cruzo con un individuo, Don Emigdio, que llevaba en su camioneta, unas planchas de desatasco de camión. "Dios mío, ahí esta la solución". Emigdio para y.. ¡claro que se ofrece a sacarme!. Es un profesional de esto, vive de ello, pero antes tiene que ir a sacar a otro coche que esta en otra zona del salar.. Me voy con el, así me aseguro que a la vuelta va a sacar a mi Uni, y de paso agilizamos el rescate del otro coche. Despues de dos horas, sacamos el Toyota entre 5 personas. Ahora le toca el turno al Uni. Le sugiero que contratemos a alguien más,así que nos acompaña otro rescatador.
Despues de 4 horas conseguimos rescatar el Uni. No sabéis lo que es darle a la pala a 4000 metros. Don Emigdio iba como una moto. Creo que se comió un kilo de coca. Paleaba y chute de coca. Una máquina! Yo en cambio, parecía una pedalina, me costaba hasta hablar.
Despues de esto he aprendido lo que es trabajar a 4000 metros, lo que pesa un Unimog y lo que cuesta desatascarlo, y que siempre hay alguien, aunque sea por unos pesos, capaz de romperse el pecho por sacarte adelante.
Notas de viaje: